El mismo 9 de julio, muy tempranito, se juntó un grupo de padres para cortar las verduras y la carne. ¡Hasta se acercó Ester, nuestra ex-Tesorera a ayudar! Entre risas, mates y anécdotas, se fueron llenando las ollas y empezó a sentirse el perfume de las cocciones. El día se anunciaba frío y ventoso, así que decidimos que el evento se iba a hacer bajo techo, en el comedor.
Nuestro guía espiritual, nuestro "gurú cocinero" daba las instrucciones, revolvía y cataba: Carlos, un imprescindible. Y como revolver semejante locro necesita fuerza, los padres se fueron rotando con el cucharón.
A las 12 empezaron a llegar las familias. También estuvo presente la conducción de la escuela y docentes. Contamos con la presencia de una delegación de la Embajada de la República de El Salvador en la América Central. Además, vinieron de la Asociación Cultural Toscana de Buenos Aires.
Cuando empezaban a verse platos vacíos, ¡empezó la fiesta!
Primero, se largó el desfile de disfraces. Por un pasillo entre las mesas desfilaron los que se animaron mientras el público aplaudía.
Y después empezó el show de talentos que sorprendió a TODOS los presentes: arrancó con un mago que hizo trucos con cartas y siguieron cantantes, bailarines, humoristas contando chistes, exhibiciones de tae-kwon-do y terminó con una patinadora mientras el público cantaba "Celebra la vida". En este marco festivo, los chicos de segundo repitieron su número del acto del día anterior: bailaron el "Gato de la Independencia" e interpretaron una conmovedora versión de "En el país de la libertad" (de León Gieco) en lenguaje de señas.
Los chicos de segundo bailando el gato.
Nuestro humorista contando chistes.
Antes del fin, la vicedirectora Ilda informó a los presentes sobre los proyectos para el año próxímo en la escuela, relacionados con la implementación del Programa Bachillerato Internacional.
Y bueno... después de varias horas juntos, llegó el momento de terminar. Con los bombos de "Los tercos de La Paternal" (en la que bailan algunos alumnos y padres de la escuela), fue un final a toda murga.
Qué linda fiesta!!! Me encanta volver a ver el comedor de la escuela. Pasé tantos almuerzos ahí. La cocinera se llamaba Yolanda.
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